martes, 24 de noviembre de 2015

LOS FANTÁSTICOS AÑOS 60

Los años 60 fueron unos años de revolución tanto en lo social, como en lo político y también en lo cultural por lo que la moda cambió radicalmente ya que las firmas de moda y los diseñadores comenzaron a crear vestidos y trajes que estaban exentos de cualquier tipo de represión o de censura.
  • Estampados vivos y variados. Si bien los 40 y los años 50 fueron años en los que los estampados se daban en contadas ocasiones en pro de tonos lisos, cercanos a los tonos pastel y a los grises. En los 60 aparece la tendencia de realizar vestidos con todo tipo de estampados, entre ellos los de flores y que se dan mucho en blusas y vestidos.
  • Minifalda. La década de los 60 es la de una revolución social y el movimiento “hippie” que se da casi a finales de la misma provoca el que muchas mujeres y los diseñadores pierdan la “vergüenza”. Nace la minifalda como una opción que es casi obligatoria entre todas las jóvenes.
  • Colores muy vivos. Ya hemos dicho al hablaros de los estampados que los colores previos a los años 60 eran algo más apagados. Aparecen los rojos, los rosas fuerte o el amarillo para las creaciones de vestidos, y faldas.







  • Pantalones. Los pantalones entre las mujeres comienzan a popularizarse en los años 40 aunque no es hasta los 60 cuando se pueden llevar sin problema. La moda es que sean bastante ajustados y tomando la tendencia de los 50 aunque también comienzan a llevarse los acampanados, adelantando la moda de los 70.
  • Botas Altas: Aunque los zapatos de mujer seguirán estando presentes a lo largo de toda la década de los 60, hay que decir que el calzado de moda serán las botas y si son muy altas , mejor.






    LA MODA HIPPIE
    Las ideas de la moda hippie vinieron de otros países. Los hippies usaban colores brillantes al estilo de países como India, Nepal y América Central, por nombrar algunos. Llevaban blusas que fluían libremente y faldas largas como las de los gitanos de la República Checa. Los estilos y las telas de la India fueron imitados y las mujeres llevaban blusas de algodón de la India con mangas y escotes recogidos. Estas blusas eran adornadas con perlas y pequeños trozos de vidrio. Al mismo tiempo, las mujeres se vestían con el dobladillo muy por debajo de la mini falda de París y Londres. El grupo The Beatles comenzó a usar camisas estilo Nehru, y los hippies hicieron lo mismo. Los colores eran psicodélicos, de lazo teñido o de batik, que era un método para hacer patrones en la tela usando tinte de tela y cera de vela.




martes, 17 de noviembre de 2015

PAUL POIRET


Paul Poiret nació el 8 de abril de 1879 en un ambiente propicio a los placeres sensuales, pues sus padres eran comerciantes de telas en el barrio de Les Halles, en aquella época el "vientre" de París. 

A pesar de su imaginación y carácter soñador, que hacían presagiar su futura dedicación al mundo de las artes, su padre le obligó a terminar sus estudios de secundaria y luego lo mandó a trabajar como chico de los recados en el taller de un paragüero. Poiret, de su maestro tomaba retales de seda. Con estos restos, el jovenzuelo elaboraba extravagantes creaciones que hacían las delicias de su madre y hermanas. 

Su talento como dibujante le procuró un puesto en el taller del famoso modisto Doucet. Junto a él aprendió el arte de la costura, el de la buena vida y a tratar bien a las estrellas del teatro, algo que podía procurarle gran publicidad. 

En 1901 se colocó en el taller más importante del momento, Worth, donde trabajó para sus hijos, que pronto se deshicieron de él. Dos años después montó su propio salón de moda. Su primera clienta fue la entonces admiradísima e imitadísima actriz Réjane. 












Tres años más tarde Poiret era una celebridad conocida allá donde fuera y en cuyas fiestas se reunía el tout París. 

El motivo por el que Paul Poiret empezó esta batalla contra el corsé fue que encontraba ridículas a las mujeres de busto curvo y trasero prominente. En 1906 diseñó un traje sencillo, entallado directamente bajo los pechos y que caía recto hasta los pies. La nueva mujer del diseñador era modesta, joven y de movimientos descaradamente libres. Bajo sus vestidos se escondía una hermosa figura y no un buen corsé. Pero la desaparición del corsé no era lo único que hacía parecer a las mujeres más jóvenes y atractivas, también contribuyeron a ello los colores vivos y estampados sencillos. Para rematar el efecto, Poiret desterró las medias negras y cubrió las piernas con seda de color carne. 








Lamentablemente su estilo pronto comenzó a degenerar. Cada vez subía más el talle, y en consecuencia, los pechos. Además, sus escotes eran cada vez más pronunciados y sus faldas más estrechas. En 1910 lanzó la falda trabajada, que obligaba a las mujeres a ir dando pequeños pasitos. En esta ocasión las mujeres no siguieron los dictados del genio. 

Esto no preocupó mucho a Poiret, que siguió vistiendo a la mujer a su antojo con caftanes, quimonos y pantalones bombachos, y cubriéndola con velos, túnicas y turbantes. El lujo en todo su esplendor, bordados de vivos colores, puntillas de oro y plata, perlas y plumas. Lo oriental era el último grito tras el éxito en 1909 de los Ballets Rusos en París, que influenciaron en las artes, la moda y, en definitiva, el estilo de la década. 

Paul Poiret fue el primer modisto en lanzar su propio perfume y en 1911 se aseguró un escándalo de inmejorables repercusiones publicitarias al presentar su falda pantalón, que recibió la condenación del mismísimo Pío X. 

Además, al comprobar en sus viajes que en todas partes se copiaban sus diseños, impulsó la creación del Syndicat de Défense de la Grande Couture Française, que debía proteger las creaciones originales. 

Poiret no podía calificarse únicamente de modisto, pues era capaz de vender desde complementos hasta elementos de interiorismo. 

Pero el creador no fue un visionario, simplemente vivió integrado en su época, en los años previos a la I Guerra Mundial. Durante ésta, el diseñador fue movilizado y, al regresar del frente comprobó con horror que todo había cambiado. Poiret no pudo comprender que la guerra había hecho más por la independencia de las mujeres que la moda. Creyó que podría recuperar a su antigua clientela dando fiestas y celebraciones, pero esto logró que acabase arruinado. Finalmente, abandonado por todos, se retiró a la Provenza, donde consumido por el rencor se dedicó a la pintura. Murió en 1944 pobre y olvidado, pero sin embargo su obra contribuyó enormemente al futuro de la moda.

martes, 10 de noviembre de 2015

EL GUARDAINFANTES Y EL MIRIÑAQUE

Hoy hacemos un cambio de temática y vamos a hablar del guardainfante y el miriñaque. La mayoría de las personas que no hemos estudiado indumentaria, confundimos estos dos artilugios muy diferentes tanto en la época que aparecen como por la forma que proporcionaban en las faldas.
El guardainfantes es utilizado por las mujeres españolas en los siglos XVI y XVII. El guardainfantes se llamaba así porque permitía ocultar los embarazos.  El uso del guardainfantes se refleja claramente en los cuadros pintados por Velazquez como las Meninas. La aparatosa prenda desapareció en España en la segunda mitad del S.XVII.







En el siglo XVIII , la ambición de toda dama era impresionar en la corte con su vestido. Renació en la primera mitad del siglo XVIII en una modalidad francesa. El parnier o tontillo en España. A diferencia del guardainfantes español del siglo XVII, el parnier francés desplazaba el volumen de la falda a las caderas, con lo que resaltaba la silueta de la mujer. Podía alcanzar dimensiones considerables de hasta 5 metros de diámetro.








El miriñaque también llamado crinolina o armador. Fueron intensamente usados en una extravagante forma entre 1850 y 1870, alcanzando su máximo tamaño alrededor de 1865. Consistía en en una estructura ligera con aros de metal que mantenía huecas las faldas de las damas sin necesidad de utilizar para ello las múltiples capas de enaguas almidonadas, que había sido el método utilizado hasta entonces. No era en absoluto una estructura completamente rígida e inamovible, se balanceaba hacia cualquiera de los lados con los movimientos de la mujer.